
Sonaban las campanas, lentamente, entre la brumosa oscuridad.
Entre árboles desolados y suelos húmedos se alzaban los inmensos muros de un lúgubre laberinto.
Provienen extraños sonidos de lo más profundo de su interior,
quizá debemos atravezar sus paredes y descubrir el mundo que aguarda dentro.
Los sonidos han desaparecido,
ahora todo es silencio y oscuridad,
tan sólo puedo oir mis pasos retumbar,
un ruido ensordecedor.
Una esfera del color del océano brilla sobre un altar.
El suelo comienza a temblar.
Mis manos se dirigen sin control hacia la esfera. Fría y pesada comienza a emanar una luz mágica y una extraña sensación me obliga a correr.
Al final de un tembloroso pasillo se alza una enorme puerta, tal vez nos conduzca hacia la salida.
Gigantescas columnas incrustadas de espantosos rostros parecen cobrar vida y los suelos comienzan a agrietarse.
Una extraña sensación de abandono nos impide continuar con nuestros pasos, gritos desesperados retumban dentro de todo el laberinto y mis manos comienzan a temblar de impaciencia, ya no puedo ver la puerta y he perdido el rastro.
Tan sólo debo correr, pero no siento mis piernas.
Tal vez quedaré encerrada en este laberinto por toda la eternidad.
Entre árboles desolados y suelos húmedos se alzaban los inmensos muros de un lúgubre laberinto.
Provienen extraños sonidos de lo más profundo de su interior,
quizá debemos atravezar sus paredes y descubrir el mundo que aguarda dentro.
Los sonidos han desaparecido,
ahora todo es silencio y oscuridad,
tan sólo puedo oir mis pasos retumbar,
un ruido ensordecedor.
Una esfera del color del océano brilla sobre un altar.
El suelo comienza a temblar.
Mis manos se dirigen sin control hacia la esfera. Fría y pesada comienza a emanar una luz mágica y una extraña sensación me obliga a correr.
Al final de un tembloroso pasillo se alza una enorme puerta, tal vez nos conduzca hacia la salida.
Gigantescas columnas incrustadas de espantosos rostros parecen cobrar vida y los suelos comienzan a agrietarse.
Una extraña sensación de abandono nos impide continuar con nuestros pasos, gritos desesperados retumban dentro de todo el laberinto y mis manos comienzan a temblar de impaciencia, ya no puedo ver la puerta y he perdido el rastro.
Tan sólo debo correr, pero no siento mis piernas.
Tal vez quedaré encerrada en este laberinto por toda la eternidad.
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